- Visita al Cristo de Río de Janeiro. Cómo ir al Cristo de Corcovado. Jardín Botánico de Río. Laguna Rodrigo de Freitas.
Cristo Redentor de Corcovado, Río de Janeiro
Cristo Redentor de Corcovado
Al día siguiente nos levantamos temprano, desayunamos y nos dirigimos a tomar el autobús (
ônibus) 583 en la Av. Nossa Senhora de Copacabana que te lleva directamente hasta Cosme Velho,513, desde donde parte el Trem do Corcovado.
Hay otra forma mas sencilla, pero te pierdes viajar en el tradicional tren. Esta segunda opción consiste en
tomar una furgoneta (
van) que sale de la Plaza Lido en Copacabana. Su precio es de 42 R$, los adultos, en temporada baja y 55 R$ en temporada alta o festivos. Los niños y mayores de 60 años pagan 19 R$. El viaje de ida/vuelta, es directo e incluye la entrada al Cristo Redentor. Salen de 8 a 16 h. La duración del viaje es de unos 55 minutos y te devuelven a la Plaza Lido.
Otra forma mixta es tomar el metro hasta la estación Largo do Machado y desde allí tomar el bus “
Metrô na superfície” (metro+bus 3,7 R$) hasta Cosme Velho donde parte el tren.
Trem do Corcovado y llegadas de las vans a la cima
A las 9 de la mañana ya estábamos allí para abordar el segundo tren, es importe tomarlo muy temprano, ya que luego los turistas abarrotan la cima del
Morro de Corcovado y es casi imposible poder hacerte las fotos con el Cristo Redentor detrás. Pero ser precavidos, mirar las pantallas que hay en las taquillas, si las nubes cubren el pedestal del Cristo, mejor esperarse para subir o dejarlo directamente para otro día despejado. El
trem do Corvado sale cada 30 minutos, de las 8 a las 19 h. El precio es de 51 reales en temporada baja y 62 R$ en la alta, así como sábado y festivos.
Este tren es toda una singularidad histórica ya que fue inaugurado en 1884, antes de ponerse la figura del Cristo Redentor, sus materiales fueron subidos por el tren. Al principio era de vapor hasta que en 1910 se cambio por trenes eléctricos.
Interior del tren y recorrido a través de la selva
El recorrido del tren es por el interior del
Parque Nacional Tijuca, la mayor selva urbana del mundo, donde en su subida puedes apreciar una flora exuberante de árboles tropicales, entre ellos reconocimos el durián, la fruta mas deliciosa y apestosa del mundo
que conocimos en Bali, cedros, canelas, palmito.... Las plantaciones de cafetales del siglo XVIII a punto estuvieron de arruinar la vegetación natural, pero ahora en parte replantado, es un pulmón para Río de donde proceden sus aguas para el consumo urbano.
El tren sube serpenteando la montaña con vistas de algunas favelas al principio, y luego, vistas de la ciudad y bahía cuando lo permite algún claro en su tupida vegetación.
El moderno ascensor y la antigua escalinata para subir al Cristo
Al bajarte del tren puedes tomar un ascensor o subir una interminable escalinata hasta la cima.
Al llegar te encuentras con el
Cristo Redentor y te das cuenta del tamaño real de la imagen, nada menos que 38 metro de altura, en su base esconde una
capilla dedicada a la Virgen. Un panel muestra la foto cuando se construyó, únicamente se subió esculpida la cabeza, el resto del cuerpo fue encofrado
in situ con hormigón sirviéndose de andamios.
Capilla debajo del pedestal y momento de la construcción del Cristo
Esta gigantesca estatua, cuando las nubes no lo cubren, se puede observar desde muchos puntos de la ciudad de Río, es una de las Siete Maravillas del Mundo moderno.
La colosal figura del Cristo Redentor
¡Cómo expresar aquí lo que se siente cuando puedes tocar y admirar lo que tanto has visto en reportajes y películas!
La gente va llenando la cima, mientras a duras penas puedes concentrarte para rezar una oración de acción de gracias por lo privilegiado que eres de poder contemplar esa maravilla. Hay que darse prisa para hacer las fotos de recuerdo antes que la multitud de viajeros de todo el mundo te lo impida, para ello contamos con la ayuda de Anais, una chica chilena.
Realizadas las fotos, extendiendo los brazos emulando al Cristo, llega el momento de quitar la vista de la imagen y contemplar la panorámica que se muestra a tus pies desde este lugar privilegiado a 710 metros de altitud.
Cristo Redentor en el Corcovado y foto de recuerdo
Tenemos suerte, la neblina que habitualmente cubre Río, empieza a disiparse, a nuestra derecha comienza a divisarse la Laguna de Rodrigo de Freitas, las playas de Ipanema y Copacabana, el Pan de Azúcar y la ensenada de Botafogo; a nuestra izquierda, el centro de Río, con el inconfundible estadio de Maracanã con forma de un gigante donuts o la estructura cónica de la Catedral, luego mas entrado el día, llegamos hasta divisar el puente y ciudad de Niteroi, en el otro margen de la Bahía de Guanabara.
Vistas de Río desde el Morro de Corcovado
La gente sigue subiendo al Corcovado en vagones repletos, van ocupando todos los espacios de las plataformas aledañas al Cristo, creadas artificialmente sobre pilares de vigas de acero.
Llegada del Tren de Corcovado y plataforma en la base del Cristo
Todo se va haciendo mas angosto, nadie se resiste abandonar tan idílico lugar.
Balcón del Corcovado a los pies del Cristo Redentor
Nosotros aprovechamos para hacernos un pequeño vídeo de recuerdo, antes que resulte imposible.
Ante tal gentío, era el momento de pensar en ir a tomarnos una bebida en uno de los restaurantes con terrazas sobre la Laguna Rodrigo de Freitas. Encontramos en el bar, una gran variedad de zumos (
sucos) algunos de sabores desconocidos para nosotros como el açaí, acerola, cupuçu, graviola, goiaba o cajú, el precio no muy caro: 10 reales el zumo, la lata de cerveza 6 R$ y el agua 4 R$.
Cuidado con los mosquitos, aconsejamos llevar repelentes, uno no se hace idea que se encuentra en medio de la selva y nos brearon a picotazos.
Gentío en el Cristo y bar con la laguna abajo
Subimos nuevamente para echar la última mirada al Cristo y nos dirigimos a tomar el tren que nos llevaría hasta la estación de Cosme Velho.
Cristo Redentor y estación de Cosme Velho
Desde aquí nos fuimos a comer al
Restaurante Churrascao do PC, Rua do Cosme Velho,698, un restaurante cercano a la estación utilizado por los lugareños, pero que sirven carne asada a muy buen precio (30 R$), los platos son generosos acompañados de patatas fritas,
fejoãda (judías negras) y
farofa (harina de mandioca tostada), el lugar está limpio y el trato muy amable. No pudimos reprimirnos a tomarnos una
caipirinha que la hicien excelente.
Restaurante Churrascao do PC y platos de asado
Desde aquí tomamos el
ônibus 570, frente al restaurante, que nos llevó hasta el Jardim Botânico. También se puede ir en metro, Línea 1 hasta la estación Botaforo, allí tomar el
Metrô na Superfície (Botafogo-Gávea) y bajarse en Jardim Botânico.
La planta acuática victoria regia en el Jardín Botánico de Río
Jardín Botánico (Jardim Botânico)
La visita del
Jardín Botánico es un regalo para los sentidos, fue creado en 1808 por João IV cuando se trasladó la corte portuguesa a Río huyendo de Napoleón, el príncipe quedó prendado de este lugar e instaló el Horto Real.
Cascada y templete de Leandri Sacramento en Jardín Botánico
En estas 140 hectáreas hay plantados cerca de 5.500 árboles y arbusto, catalogándose mas de 3.100 especies, una diversidad, especialmente de flora de la mata atlántica, que le valió el reconocimiento de la UNESCO, como Reserva de la Biosfera en 1991.
Entre las árboles podemos encontrar la palmera imperial, que adorna la principal avenida, hijas de de un ejemplar plantado por el regente cuando se creo el parque, este tipo de palmera de la variedad
roystonea oleracea llega a tener una albergadura que sobrepasa los 30 metros. Otros inmensos árboles compiten por la altura como ceibas, cedros, mangos, jacas, ficus o incluso cañas de bambú, pero el árbol emblemático es el
pau de Brasil del que recibió el nombre la nación, y ahora, declarado el árbol nacional.
Interior del Jarín Botánico y cañas de bambú
El jardín cuenta con el río dos Macacos que lo cruza, cascadas, estanques con plantas acuáticas como los nenúfares, el loto o la victoria regia con hojas en forma de circunferencia de hasta un metro de diámetro, templetes, fuentes,
invernaderos especiales para orquídeas, plantas insectívoras que nos recordó el de la ciudad de
Darwin, plantas medicinales,
un bromeliário que agrupa plantas parasitarias principalmente de troncos... tampoco falta algún resto arquitectónico para admirar como la
Puerta de la Real Academia de Bellas Artes trasladada aquí o las
ruinas de la Antigua Fábrica de Pólvora
.
Portada de la Real Academia de Bellas Artes y paseo central
Es un lugar para pasar tranquilamente una tarde, incluso un día, sin prisa. Es un sitio seguro, cercado y vigilado por guardias, donde os cruzaréis con muchas familias que vienen a pasar el día o con lectores solitarios ensimismados en la lectura bajo el frescor de tan exuberante vegetación.
Orquídea y mono en el Jardín Botánico
El horario es de las 8 a las 17 h. El precio de la entrada es de tan solo 7 reales. Junto a los edificios de la entrada tenéis señal de wifi gratis, pero seguro que no la necesitareis para entreteneros, muchos animales se cruzarán en vuestro camino como nos ocurrió a nosotros: Monos, un faisán, un tucán, tortugas, un lagarto... aunque el motivo principal es contemplar la flora como en otro tiempo lo hicieron personajes importantes como Albert Einstein. En definitiva, un lugar relajante, donde se respira paz, os invito a que lo visitéis.
Tucán en una palmera y jaca o árbol del pan
Aprovechamos hasta la hora de cierre, luego a pie, tras rodear el
Joquei Clube Brasileño, siguiendo el cauce del río Dos Macacos, llegamos hasta la orilla de la Laguna Rodrigo de Freitas.
Laguna Rodrigo de Freitas con el Corcovado al fondo
Laguna Rodrigo de Freitas (Lagoa Rodrigo de Freitas)
La llamada “corazón de Río” por su forma y encontrarse en el centro de la zona metropolitana, es un inmenso lago de agua dulce de casi dos millones y medio de m2. Este lugar es utilizado para realizar deportes acuáticos como las regatas o correr por las sendas que lo bordean. En los próximos Juegos Olímpicos servirá para practicar piragüismo.
Vista de la laguna desde el Corcovado y practicado deporte
La laguna también es un área de esparcimiento que utilizan los cariocas los días festivos navegando en los
pedalinhos, barquitas en forma de cisne a pedales o yendo a comer a un centro gastronómico que agrupa a varios restaurantes, algunos amenizado con música en vivo hasta altas horas de la noche.
También en su orilla hay un helipuerto desde donde parte un helicóptero para realizar tour aéreos sobre la ciudad, incluso ya anochecido (300 – 560 R$).
En Navidad, en este lugar, se monta un gigantesco árbol navideño flotante iluminado con luces de colores, chorros de agua y efectos visuales.
Atardecer en la Laguna y anuncio de los paseos en helicóptero
Desde aquí pudimos contemplar un precioso atardecer con el Morro y el Cristo de Corcovado al fondo, mientras la noche se nos echó encima.
Era el momento de regresar, teníamos pensado tomar el
ônibus 573, pero para no volver otra vez a las puertas del Jardín Botánico, cometimos la equivocación de preguntar a unos paseantes, estos nos indicaron un autobús, que según ellos te llevaba por otra ruta a la zona de Copacabana, el resultado fue un interminable paseo por la ciudad, que gracias a otros pasajeros acortamos haciendo trasbordo a otro que circulaba en dirección a nuestro destino.
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