- Visita de Agra y la Vieja Delhi (Old Delhi). Qué ver en Agra. El Taj Mahal. El Fuerte Rojo de Agra. Tumba de Akbar en Sikandra. Templo indú de Birla Mandir. Spice Market.
Ante el Taj Mahal.
A las 6 de la mañana partíamos en taxi hacia
Agra para ver el Taj Mahal. Todo el trayecto de 204 Km. es un espectáculo. Aunque teóricamente estas circulando por una autopista de pago, puedes ver circular por ella carros voluminosos tirados por camellos o bueyes, los omnipresentes
rickshaws atiborrados de pasajeros ¡hasta 12 contamos en uno de ellos, y no precisamente niños, pero tampoco bien nutridos como nosotros!, bicis, motos, curiosas camionetas sin carrocería con solo caja, motor y volante y hasta coches circulando en dirección contraria ¡Y no porque fueran distraídos turistas no acostumbrados a circular por la izquierda !
Era el momento de la recolección antes de los monzones, y los agricultores, principalmente musulmanes, utilizaban a todas sus esposas para segar a mano los campos de trigo o recoger los excrementos de vacas que luego secos los utilizan como combustible para cocinar. Me impresionó verlas sin zoquetas o guantes segar el campo, con las manos ensangrentadas por los cardos que había entre las espigas.
Por fin llegamos a Agra y ante nuestros ojos estaba el
Taj Mahal, no exageran quienes dicen que “solo por visitarlo bien vale un viaje a la India”. Aunque la entrada es cara 750 rupias y no llegamos a comprender que a los turistas nos cueste 35 veces mas que a los nativos, solo con ver esa maravilla te olvidas de lo que has pagado. Igual debe pensar mucha gente, ya que ves una aglomeración de turistas , con sus “patucos” puestos, especie de calcetines que te dan a la entrada, mezclados entre los vivos colores de los saris que lucen con elegancias las mujeres indias. Según las estadísticas 10.000.000 de personas visitan anualmente este monumento patrimonio de la humanidad.
Después de pasar grandes medidas de seguridad, atravesamos la puerta principal, cruzamos unos jardines y allá al fondo reflejado en un estanque estaba el majestuoso Taj Magal, un edificio de mármol blanco de simetría perfecta, coronado por una enorme cúpula y escoltado por cuatro minaretes.
De todos es conocido el motivo que lo inspiró: el amor del emperador musulmán Sha Jahan a su esposa Mumtaz Mahal que murió dando a luz a su 14º hijo, pero este romántico personaje deja de serlo, cuando nos cuentan que para que su mausoleo fuera único y no se repitiera tal perfección, al acabar, les mandó cortar las manos a los artesanos y sacarle los ojos al arquitecto.
Para su construcción se necesitó el esfuerzo de 20.000 obreros y la flota de 1.000 elefantes para transportar los materiales desde mas de 300 km. de distancia. Fue tanta su inversión, que se arruinó e hizo que su hijo se sublevase y terminó el padre encarcelado en el cercano Fuerte Rojo, donde desde la ventana podía ver su obra irrepetible.
Al acercarte al edificio se aprecian las filigranas arabescas, con piedras semipreciosas incrustadas, y te das cuenta del trabajo logrado en el duro mármol, no como el de nuestra Alhambra, que está realizado sobre el blando y moldeable yeso. El edificio por dentro, no nos llamó la atención, pero si su fachada vista desde cualquier ángulo.
El conjunto arquitectónico esta formado por otros edificios, no de tan singular belleza, todos rodeados de una muralla de arenisca roja. Abajo, el río Yamura, tremendamente contaminado, sucio y mal oliente.
Comimos en un restaurante cercano, “recomendado” por el taxista, pero éste no fue tan honesto como el de Nueva Delhi y nos cargaron su comida y el 30 % de comisión que suelen darle al gancho, así que ¡casi quedamos como el arquitecto del Taj Mahal!
Desde aquí nos
fuimos a visitar el
Fuerte Rojo, con cierta semejanza con el homólogo de Delhi.
El Fuerte Rojo de Agra, al fondo se divisa el Taj Mahal.
Era imposible prácticamente andar o hacerte fotos sin que te asediaran los niños, vendedores o pedigüeños, o todo a la vez. Mi mujer como otra Madre de Calcuta, no paraba de dar todo lo que llevábamos, hasta quedar sin una rupia y lo único que conseguía era atraer cada vez a mas indigentes.
Rescatados del tumulto por el taxista, nos dirigimos a
Sikandra, a 4 km. , donde se encuentra la
tumba de Akbar, llena de monos y animales pastando en su interior como si se tratase de un zoo, no estaba mal, pero una vez visto el Taj Mahal, todo nos parecía insignificante.
Dormidos por el camino, llegamos a las 12 de la noche al hotel.
A la mañana siguiente, alquilamos nuevamente un rickshaw y nos fuimos a visitar los monumentos mas importantes que nos faltaban ver, como el
templo hindú Birla Mandir, que tiene la cruz gamada nazi en todas sus columnas, ¡ y nosotros la creíamos invento de los alemanes!
Desde aquí nos fuimos a visitar la
Tumba de Humayun, un edificio considerado el precursor del Taj Mahal, de proporciones también simétricas, con una gran cúpula pero no dispone de los 4 minaretes. No es un solo edificio, es todo un conjunto monumental con otras construcciones relevantes como la
Tumba del Barbero,
Tumba de Isa Khan y
Nili Chhatri.
La Tumba de Humayun
La tarde la dedicamos a visitar la
Vieja Delhi (Old Delhi), como el mercado de la especies,
Spice Market, mezcla de colores, olores penetrantes, sudor de los porteadores de sacos y las omnipresentes y mimadas vacas sagradas, que paseaban entre la gente sin ser molestadas, incluso si decidían pararse a comer en el mísero tenderete de un creyente. Aquí nos llevamos la impresión mas impactante de la India.
Por la noche nos dirigimos andando (el barrio de Karol Bagh es seguro) al mercadillo de
Ghaffar Market, muy cercano al hotel, donde los ciudadanos suelen hacer sus compras. Había bastantes imitaciones de marcas, pero pésimamente imitadas, de mala calidad e incluso con logotipos ya anticuados.
A la vuelta, lo hicimos por otras calles menos importantes, donde nuevamente pudimos ver a jóvenes (ancianos no hay, porque pocos llegan a viejos) en la calle lavando su ropa en grifos de pozos callejeros o preparando su cena de simples tortas de harina. Familias al completo acurrucadas bajo una manta y a una mujer tumbada en la acera tosiendo moribunda, que tal vez a la mañana siguiente los mismos comerciantes retirarán su cadáver para que no espante a los clientes. Aquí esto es posible, la mayoría no figuran en ningún registro civil.
No exageramos, ahora al repasar las notas aún me siento mal, pero ¿Quién puede arreglar esto?, la comunista Indira Gandhi lo intentó sin éxito hasta morir asesinada. Es una experiencia dura, pero a la vez positiva, desearíamos que estuvieran aquí nuestros hijos, después de lo que he visto me siento inmensamente dichoso de haber nacido en un país como el nuestro, pero ellos no pudieron elegir. Alguien dijo que “
Aquel viaje que no ha dejado huella en tu corazón, jamás fue un viaje”, nosotros os aseguramos, que venimos con la gente de la India en el corazón. La India es como un pomelo que te deja al final un sabor amargo, pero también hay incondicionales del pomelo, como hay viajeros que lo son de la India.