- Visita a las cuevas de Waitomo. Visita a la Reserva Termal de Whakarewarewa en Rotorua. Géiser Pohutu. Isntituto de Artes y Oficios Maorís.
De mañana salimos en un magnífico autobús, que parecía mas el interior de un avión que un vehículo.
Disponía de una gran pantalla de plasma, que en un ángulo mostraba con GPS el lugar donde te encontrabas en ese instante y un vídeo con imágenes de lo más turístico del sitio, además, tenia distintos canales de las explicaciones en varios idiomas, entre ellos en español. El menú idéntico a las bandejitas de los aviones.
Mientras escuchábamos, contemplábamos el bonito paisaje del país de los “Kiwis”, mote atribuido no se si por las grandes extensiones de emparrados de esta fruta o por un pájaro nocturno de forma de huevo con pico, que afortunadamente pudimos ver en la Reserva Termal de Rotorua, ya que muchos regresan sin conseguirlo. El paisaje de prados verdes y pequeñas colinas interminable, se alteraba solo por las manchas de inmensos rebaños de ovejas y vacas.
Nuestra primera parada fue en las cuevas de Waitomo, bonitas pero las tenemos mejores en España a excepción de un fenómeno que nos dejó asombrados: Guiados a oscuras en una barca comenzamos a ver en el techo infinitas luciérnagas luminosas que asemejaban una noche estrellada.
Desde aquí partimos para la Reserva Termal de Whakarewarewa en Rotorua, llamada Reserva porque viven los pocos nativos maorís que te muestran su cultura, artesanía y bailes, pero me temo que son de pega ya que encontramos disfrazadas entre ellos, rubias con ojos azules, que parecían mas azafatas de la British que maorís, teóricamente morenos de tez color canela.
La estrella de este parque es el géiser Pohutu, que arroja agua hirviendo hasta una altura de 30 metros. Por todas partes, encuentras piletas de barro hirviente y fumarolas.
Nos asombró ver las casas tan cerca y como se han acostumbrado sus gentes a vivir encima de un volcán activo.
Antes de partir de esta ciudad, los supuestos nativos, nos presentaron un show y contemplamos el arte de la talla de maderas en el Instituto de Artes y Oficios Maorís.
Desde aquí, comiendo en el autobús, nos dirigimos a una típica granja Agrodome, donde vimos ordeñar, esquilar, el control del ganado por los perros-pastores y todos los animales típicos de una granja neocelandesa. Luego de este intenso día regresamos a Auckland sabiendo mas de la vida, cultura y naturaleza de Nueva Zelanda.