- Nuestros viajes a Cuba. Trámites en el aeropuerto de La Habana y Varadero, tasas, transportes y consejos.
El viaje lo realizamos en un avión ruso Túpolev, con azafatas rusas y folletos en ese ininteligible idioma.
Nuestra primera sorpresa fue al aterrizar, creíamos que llegábamos al verano y nos encontramos con un paisaje todo nevado y las azafatas en un mal español, nos indicaban que cogiéramos las mantas porque estábamos a 20 grados bajo cero ¿Nos habrán secuestrado y llevado a Rusia?, nos preguntábamos nerviosos. No, estábamos en Gander, Isla de Terranova, en Canadá. Nadie nos había dicho que además de Londres, íbamos hacer una segunda escala allí para repostar, ya que el avión no tenía mayor autonomía.
Después de 16 horas de viaje llegábamos rendidos a La Habana.
Nos hospedamos en el majestuoso Hotel La Habana Libre, el lujoso Hotel Hilton antes de confiscarlo y cambiarle el nombre los revolucionarios.
Hicimos un circuito de 10 días visitando Guamá, el mayor criadero de cocodrilos del mundo y ¡dónde nos dieron el primer timo, al vendernos un bolso de cocodrilo que luego resultó ser de piel de res bastante bien imitada!, Cienfuegos, Santa Clara y las playas de Varadero.
Entonces los cubanos, por el alquiler de las bases soviéticas, percibían bastantes subvenciones de Rusia y vivían relativamente bien, pero bajo un estricto régimen comunista, donde los turistas no podíamos salirnos del itinerario marcado, sin ser controlados por el chofer y la guía Mildre, pero bastó que le regaláramos un par de pantalones vaqueros para que hicieran la vista gorda y nos escapáramos para estar con los lugareños.
Esta vez nos alojamos nuevamente en el Hotel Habana Libre y a la vuelta en el Hotel Neptuno.
El Hotel Habana Libre, a penas lo reconocimos por lo descuidado y falta de mantenimiento en que se encontraba. Lo mismo había ocurrido con el país, Rusia tras la caída del muro de Berlín en 1989, había entrado en recesión y dejó de enviar las grandes sumas de dinero a la isla, de golpe la nación se encontró que el presupuesto estatal se reducía un 60 %, y su economía se paró. Fidel Castro declaró el "periodo especial", mientras que EE.UU todavía los ahogaba mas endureciendo su embargo económico. Nos entristeció ver como estaban los cubanos, a los turistas nada nos faltaba, pero la gente lo estaban pasando realmente mal. Nosotros que siempre que visitamos países pobre, llevamos una de las maletas llena de zapatos, material escolar y medicinas, nos lamentamos de no haber llevado otra mas. Con la "cartilla de racionamiento" solo les llegaba para proporcionarles el 40 % de sus necesidades, el resto debían lograrlo a través de contrabando a precios desorbitados o cultivar ellos mismos los productos ilegalmente en improvisados huertos en sus terrazas. Pero aún así, mantenían su carácter alegre y hospitalario que siempre ha caracterizado a los cubanos.
Cuento una anécdota que sirve para entender la generosidad de estas gentes: Cuando nuestros viajes coinciden con el fin de año, solemos llevar uvas pasas, turrón y una botella de champán y al dar las 12 del Fin de Año en España, sorprendemos a nuestros compañeros. Esta vez íbamos por la autopista, allí llamada "Ochopistas", camino de La Habana, cuando indiqué al conductor que saliera a una carretea secundaria para celebrar las 12 campanadas hora en España. Paramos junto a unas casas de campesinos que estaban matando un cerdito ("Chonchito") para comérselo esa noche de Fin de Año. Como se acercaba la gente al minibús, empecé a repartir pasas y trozos de turrón entre todos los lugareños, el champán solo llegó a unos pocos. Luego ellos, por propia iniciativa, comenzaron a freír el único cerdito que tenían para celebrar horas después el Fin de Año. Ante nuestra negativa, insistían para que comiéramos. Ese cerdo les había costado, lo equivalente al sueldo estatal de un año de un campesino y se lo iban a comer entre las 20 personas del caserío, poco mas tenían para esa noche, pero lo daban de corazón. Ese gesto de generosidad lo dice todo de este pueblo acogedor y hospitalario.
En este viaje tomamos un avión desde La Habana para visitar Santiago de Cuba y regresamos en autobús visitando Trinidad, Península de Zapata, Guamá y Varadero donde estrenamos el hotel Club Tropical.
En esos 5 años la vida había mejorado un poco, ya podían los cubanos entrar en las tiendas de los turistas ( "chopin") y comprar con dólares que recibían de las propinas de los turistas, del trapicheo de venta de tabaco y ron o de las divisas enviadas por los familiares emigrados. Curiosamente, antes se vendían frigoríficos o lavadoras en estas tiendas exclusivas para turistas ¿Alguien puede pensar que un turista se compra durante su estancia un electrodoméstico ? Algo que tampoco entendí, fue la gran cantidad de bicis que circulaban sin que se viera ningún establecimiento donde se vendieran. Malas lenguas nos contaron que eran regalos gubernamentales a los "chivatos" del régimen. Otras veces no ocurría así, eran premios por estudios o incentivos por su trabajo bien realizado.
Después de este viaje, decidimos que visitaríamos Cuba cuando hubiese cambiado su sistema político, creyendo que era eminente la caída de Fidel Castro, pero tomó el relevo su hermano Raúl y tan solo se han producido tibios cambios como el mas reciente del uso libre de internet o la desaparición de los comedores de los obreros. No lo decidimos porque fuera incompatible con nuestra ideología (somos apolíticos), sino por ver como afectaba a la vida de los cubanos el cambio de régimen. Ya han pasado 11 años, así que es muy probable que no resistamos la tentación de volver pronto.
A la llegada al Aeropuerto de José Martí de La Habana, te requerirán que lleves pasaporte con validez mínima de 6 meses y el visado. Este lo debes sacar antes de salir de España a través de una agencia de viajes, en un consulado cubano o por internet. Cuesta 22 Euros y tiene una duración de 30 días. Para prolongar la estancia se debe acudir a la Dirección de Inmigración y Extranjería, calle 20 entre 3ra. y 5ta., Miramar, La Habana y pagar 25 dólares en sellos timbrados que se adquieren en los bancos. Deberás presentar el billete de vuelo de regreso con la fecha modificada y la tarjeta de donde te hospedas.
Al pasar la aduana, te preguntarán dónde te alojarás y te exigirán la dirección del hotel o de la casa particular, si todavía no lo tienes decidido, te aconsejamos que des el nombre de cualquier hotel conocido, antes que los agentes te proporcionen una lista de hoteles para hacer desde allí mismo la reserva ¡y no serán precisamente los mas baratos! No se paga tasas de entrada, sólo 25 CUC (Pesos Cubanos Convertibles) a la salida.
Dirígete al hall del aeropuerto donde encontrarás a tu Touroperador si vienes a través de un viaje organizado. Cuba es una nación muy segura y la policía mima el turismo, pero aún así no descuides tus pertenencias, ni las dejes en manos de extraños sin mantenerte próximas a ellas.
Si viajas por libre, puedes acercarte algunos de los autobuses de viajes organizados y preguntar con discreción, si van a tu hotel, si quedan plazas libres en el autobús, muchos guías te harán el favor de llevarte a cambio de una propina. No hay líneas de autobuses públicos que te lleven a La Habana.
Si la llegada la realizas en el Aeropuerto Internacional de Varadero, con suerte, puedes tomar los autobuses Víazul que te llevan a La Habana o a Varadero, ésta última ciudad, está a tan solo 10 Km por lo que es mas cómodo utilizar un taxis ( 25 CUC).
Si decides tomar un taxi hazlo con el que disponga de taxímetro, cuesta de 15 a 20 CUC del Aeropuerto José Martí hasta La Habana dependiendo del tráfico, no acuerdes un precio fijo si supera esta cantidad. El taxis también es una buena opción para conocer la isla, contrata los servicios de taxis oficiales, los "piratas" terminarán costándote más. Una compañía seria y que solo te cobrará desde que te recoge es Panataxi, tél. 55 55 55, son de color amarillo, hacerlo en un coche particular ("carro") está prohibido y al chofer le pueden poner una severa multa, aunque siempre queda el recurso de decirles a los agentes que eres su cuñado, sino cuela corres el peligro de quedarte empantanado a medio camino.
Otra original manera de trasladarte en la ciudad de La Habana y Varadero es en cocotaxis, un motocarro de color amarillo de estilo asiático.
Hay arriesgados turistas que visitan la isla en autostop ( "hacer botella"), poniéndose al borde de la carretera y levantado el dedo pulgar, si tienes la suerte que algún conductor te pare y su coche no está abarrotado de gente, debes tener en cuenta que aquí no es un gesto gratis, sino que debes pagar el favor, por lo que te recomiendo que previamente acuerdes el precio, así como que procures subirte en los vehículos con matrícula amarilla.
Como visitar Cuba resulta siempre mas barato hacerlo en viaje organizado que por libre, nosotros contratamos el viaje con Viajes Guamá y un agente recepcionista de Havanatur nos estaba esperando para llevarnos al autobús.
Después de pasar lista el guía, presentarse, dar las típicas advertencias para meternos el miedo en el cuerpo y conseguir al día siguiente vender sus excursiones a precio hinchado, partimos para el hotel Habana Libre.
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