- Visita a Tahití. Cómo moverse en Tahití. Qué ver en Tahití. Lagonarium. Museos de Tahití y Gaugin. Tumba de Pomare V. Jardín Botánico. Cascadas de Faarumai. Pensión Fare Suisse.
Planeamos el viaje de la Vuelta al Mundo haciendo dos etapas de descanso en Tahití y en Bali. Acabamos de llegar a la primera, toca relajarse. ¿Qué decir de Tahití que no se haya dicho ya? Creo que lo mejor que lo define es UN PARAISO. Hasta ahora es el lugar mas bonito que conozco, no solo por su exuberante paisaje sino por su maravillosa gente, no me extraña que los marineros del Bounty (recordar la película histórica de “Rebelión a bordo”) no quisieran irse, los comprendo.


La vida en la Polinesia Francesa es muy cara, es la ruta preferida de los lujosos cruceros y a todos los turistas nos toman por millonarios. Como íbamos a estar varios días, buscamos una pensión familiar. Normalmente los propietarios de estas pensiones muy populares son polinesios, gente afable y generosa, pero no fue nuestro caso, el dueño de la pensión familiar Fare Suisse era un suizo tacaño, que puso la única nota negra a nuestra feliz estancia. La casa era un precioso chalet, pero salimos hartos de la falsa sonrisa de su dueño. La localización era perfecta, en el mismo Papeete, la capital de la Polinesia Francesa, con todos los servicios cerca.


Tahiti es la isla mas grande del archipiélago y esta todo muy cuidado. La vegetación tropical fluye por todas partes como una explosión de colorido, tiene cierta semejanza con el Caribe pero inmaculado y cuidado, vamos es el “Caribe de los ricos”.

Como disponíamos de tiempo programamos la visita de la isla en varias etapas. No nos hizo falta alquilar un coche ni utilizar taxi (carísimos) ya que nos movíamos con los “Trucks”, (transporte público mezcla de camión y autobús pero sin horarios fijos) y gozamos del contacto auténtico con la gente, que es maravillosa.

Os podíamos contar varios ejemplos de su hospitalidad y generosidad, como el de Riri, una cultivadora artesana de perlas, que nos regaló cuatro ejemplares de gran valor económico y nos acompañó todo el día, dejando sus obligaciones y no permitió en ningún momento aceptar una propina.


Visitamos por la costa Oeste de la isla el Lagonarium, acuario en la laguna, donde se pueden ver los peces, rayas y tiburones, el Museo de Tahití y sus Islas, muy interesante para adentrarse en la historia y cultura polinesia, el Museo de Paul Gaugin que curiosamente apenas tiene obras originales del autor.


Cerca está el Jardín Botánico, pero se quedó sin visitarlo, porque esa tarde no había Trucks de regreso.
Por la costa Este, visitamos la tumba del King Pomare V, el último rey que cedió la soberanía del territorio a los franceses ¡ en una República, que pintaba un rey! Cerca de aquí no os perdáis la vista tan maravillosa desde la colina de Tahara'a, aunque a nosotros nos cogió un imprevisible aguacero y un nativo desinteresadamente se ofreció a llevarnos a nuestro siguiente destino turístico la playa Le Royal Tahiti, de arena negra, como casi todas a excepción de las de Vairao, blancas de arena coralina.

Visita obligada son las 3 Cascadas de Faarumai en el río Vaipui, están a tan solo 5 minutos de la carretera que circunda la isla. El valle tropical que las rodea es impresionante, precisamente esperando el truck nos hicimos amigos de Riri, que abandonó sus obligaciones para acompañarnos casi durante todo el día. Al lado, junto a la carretera tenéis el Trou du Souffleur (Hoyo Soplador), un agujero parecido a un geyser que expulsa el agua a cierta altura.
Siguiendo la carretera se llega a la península de Tahiti Iti, según dicen la mas auténtica por tener menos contacto con los turistas, pero a nosotros se nos pegó la relajación de los lugareños ("fiu") y nos falto tiempo para visitarla, aunque estuvimos 8 días, nos apuntamos al lema: ¡No estresarseee!

