- Visita al volcán Lonquimay y Parque Nacional. Estancia en las cabañas de Termas de Malalcahuello.
Ante el volcán LonquimaySalimos temprano otra vez hacia el Sur. Pasamos el río Bio-Bio, frontera natural que paró a los conquistadores españoles. Aquí los nombres son rarísimos, traducción de vocablos de los nativos mapuches. En las estaciones de servicio se ven a estos indígenas vendiendo su artesanía, pero a penas son comunicativos y aun siguen sin integrarse plenamente en al sociedad de los blancos, son una etnia olvidada por el gobierno porque apenas representan el 5% de la población nacional.
Al fondo el volcán Lonquimay echando humo y hablando con un lugareño
En Curacaulin hacemos un alto para comer la típica olla, parecida a nuestro cocido madrileño, pero con algún ingrediente mas como el maíz. Desde aquí hicimos unas fotos del volcán Lonquimay que llevaba unos meses activos, se veía una fumarola que salía del cráter, pero nos dijo un lugareño que cuando es realmente espectacular, es de noche viendo el resplandor. Así que siguiendo su consejo, volvimos a desandar los 22 km por la noche, pero una nube no nos lo dejó ver.
Exterior e interior de una de las cabañas de las termas Malalcahuello
Nos instalamos en una "cabaña" de las termas de Malalcahuello de 5 estrellas que se encuentran el la ladera del volcán. Nuestra cabaña, era un chalecito precioso de dos plantas, con un salón con chimenea. Probamos los baños con el agua termal a una temperatura de 37 a 40 grados. El restaurante tiene una comida excelente y las vistas son de postal.
A punto de entrar a la sala de masajes y paisaje desde la ventana de la cabaña
Al día siguiente nos dirigimos al Parque Nacional de Lonquimay y comenzamos la ascensión a la cima del volcán . El parque estaba cubierto de árboles milenarios semejantes a las secuoyas llamados Araucarias.
Ante una Araucaria , el árbol milenario y comenzando la ascensión al volcán
Al volcán se puede subir en todoterreno 4x4, pero debido a las escorias, si te paras o sales del camino corres el peligro de quedar atascado, subíamos rezando para que no bajara ninguno en dirección contraria, y aunque patinaba el vehículo conseguimos llegar a la cima.
Después de contemplar el lunático paisaje del volcán Lonquimay, todo cubierto de lava y sin una pizca de vegetación, volvimos a las termas donde nos dimos un relajante masaje y mas tarde, iniciar el regreso a Los Angeles, donde nuestros anfitriones nos prepararon para cenar, una magnifica barbacoa de asado de res .
Al día siguiente, nos levantamos temprano y aplicando mis conocimientos agrícolas adquiridos en Alicante, me dediqué a podar y tratar con insecticidas un naranjo y limonero que tenían en el jardín.
Para el regreso a Santiago, volvimos a tomar la autopista Panamericana que recorre el país de Norte a Sur a modo de espina vertebral del fértil valle, separando las montañas costeras y la Cordillera de los Andes. Es una autopista atípica ya que aunque es de pago, no esta cercada, lo que teóricamente permite hacer uso de ella y salir donde te plazca, además de suponer un peligro si alguna vaca o animal grande se adentra en ella.
A mitad del camino paramos en el restaurante Los Ganaderos, que tienen de logotipo el famoso toro de Osborne ¿Pagarán derechos de autor a los españoles?
Pernoctamos en Santiago y a las 6 de la mañana, Sebastián nos llevó al Aeropuerto para tomar el avión rumbo a Isla de Pascua.
