- Visita a Santiago de Chile. Qué ver en Santiago de Chile. Cena en el Restaurante Miraolas.
Cuando sacamos los billetes en Madrid, aconsejados por la Sta. Ermelinda, una amable empleada de LAN, reservamos los asientos en la parte delantera del avión, lejos del ruido de los motores y sin que las alas nos molestase la visión.
El viaje de Buenos Aires a Santiago nos confirmó el acierto, ahí abajo estaba la imponente Cordillera de los Andes llena de belleza y grandiosidad. Todo un espectáculo.
En el aeropuerto de Santiago, ya nos estaban esperando Anita y Sebastián, los padres de la novia (polola) de nuestro hijo que fueron nuestros anfitriones y guías durante los cinco días que estuvimos en el Chile continental.
El programa de visitas lo eligieron ellos, así que a nosotros solo nos restó dejarnos llevar y agasajar con todas las atenciones. Mil gracias. Por lo que muy pocas pistas os puedo dar en el apartado Guía del Viaje, ahora os toca a vosotros buscar esta información en internet, suponiendo que decidáis visitar Chile, lugar que os aconsejo por su paisaje, (prácticamente todos, debido a su extensión), su modernidad y el calor de sus gentes.
Hemos comenzado a visitar Santiago y no nos deja de sorprender: Primero por su modernidad, luego por su limpieza, vitalidad y cultura que rebosa por todas partes. Si lo viéramos en película muda, sin ese eje tan característicos de sus moradores, creeríamos que estábamos en cualquier capital de España, hay inclusos varias edificaciones que nos recuerda Madrid como es la torre de comunicaciones, copia casi exacta del Pirulí de TVE. Solo un contratiempo ennegrece la mejor de las críticas: su contaminación. Si subes al cerro de S. Cristóbal en el centro de la ciudad, ésta te impedirá ver los Andes que se encuentran a escasos kilómetros, pero a cambio si divisarás numerosos cerros convertidos en parques públicos y salvados de los voraces fauces de un monstruo urbanístico de 6 millones de habitantes
Me llamó la atención, que siendo verano llevase tanta cantidad de agua el río Mapocho, que atraviesa la capital. El deshielo andino cumple su función. El agua es un regalo que se aprecia en los verdes y cuidadísimos jardines.
Paseamos por el centro histórico de la ciudad, visitando la Plaza de Armas, llena de artistas callejeros, y la Catedral cuya fachada no adivina la preciosidad que esconde dentro. A su lado está el Museo Postal con su fachada afrancesada y cerca la estatua del español Francisco de Valdivia, el conquistador de Chile.
Obligado también fue visitar la Plaza de la Constitución y la foto ante el Palacio de la Moneda, de gran significación en la historia chilena. Quise visitar el cerro de Santa Lucía donde estuvieron asediados los españoles, tan bien relatado en el libro “Inés del alma mía” de Isabel Allende, y sus calles aledañas con edificios muy rústicos. Curiosamente el centro histórico experimenta una metamorfosis radical: de día es el lugar frecuentado por ejecutivos y turistas, y de noche, por maleantes.
Seguidamente nos dirigimos a través del barrio bohemio Providencia/Bellavista, lugar de la movida nocturna, hacia el cerro de S. Cristóbal, es el Parque Metropolitano. Nosotros subimos en coche, pero hay también un funicular y otros muchos ciudadanos lo hacen a pie como deporte.. Desde arriba hay preciosas vistas panorámicas de la ciudad.
Arriba tuvimos la suerte de probar una bebida ancestral india: Mote con huesillos, se trata de trigo fermentado en ceniza con almíbar y un trozo de melocotón, esta bebida se toma fría y necesitas cucharita para tomar los tropezones.
La noche la terminamos cenando un excelente marisco chileno en el Restaurante Miraolas del barrio Vitacura. Las almejas chilenas de fama mundial aquí son deliciosas.
2 comentarios:
Hola, saben que estaba navegando por la red, buscando tahiti (que es un sueño que tengo para cumplir) y me encontre con su blog.
Los felicito y los admiro, que hermoso recorrido, estoy muy entretenida leyendo todo.
Saludos.
Hola Angela:
Nos alegra que te guste nuestro blog y sobretodo que te sea útil para preparar tu viaje a Tahiti. La polinesia es uno de los lugares que mejor recuerdo nos ha quedado, es un verdadero paraiso.
Cuenta con nosotros en lo que podamos ayudar.
Saludos
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